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Las Plantas Alimenticias No Convencionales (PANCs) son una categoría de flora comestible que, aunque abundante en diversas regiones, no se suele consumir de manera regular en la dieta moderna. En Colombia, un país megadiverso, estas plantas juegan un papel crucial en la biodiversidad alimentaria y podrían ser una solución sostenible frente a la inseguridad alimentaria y la pérdida de biodiversidad agrícola.

Este artículo explora las PANCs en el contexto colombiano, destacando sus características, beneficios nutricionales y el potencial para el desarrollo agroecológico del país.

¿Qué son las PANCs?

Las PANCs son plantas que, a pesar de ser comestibles y nutritivas, no forman parte de la dieta común o de la agricultura industrial. Estas plantas pueden ser tanto silvestres como cultivadas, y en muchos casos, su uso ha sido olvidado o desplazado por cultivos comerciales más convencionales.

En Colombia, algunas de estas especies se encuentran en ecosistemas como la selva amazónica, los páramos, y las zonas tropicales, representando una riqueza alimentaria poco explorada.

Ejemplos de PANCs en Colombia

  • Yacón (Smallanthus sonchifolius): Es una planta originaria de los Andes que produce un tubérculo dulce, bajo en calorías y rico en fibra. Tradicionalmente utilizado por comunidades indígenas, el yacón tiene propiedades prebióticas y es ideal para personas con diabetes.

  • Bledo (Amaranthus spp.): Este vegetal de hojas verdes es una excelente fuente de proteínas, hierro y vitaminas. Se consume como un sustituto de espinacas o acelgas, y sus semillas también son ricas en nutrientes.

  • Arracacha (Arracacia xanthorrhiza): Un tubérculo similar a la zanahoria, pero de sabor más suave. Es altamente nutritivo y versátil en la cocina, utilizado en sopas, purés y guisos.

  • Guatila (Sechium edule): Conocida también como chayote, esta hortaliza tiene múltiples usos culinarios. Es rica en antioxidantes, fibra y vitaminas, lo que la convierte en un alimento funcional.

  • Borojó (Borojoa patinoi): Fruta tropical de las selvas del Chocó, famosa por su alto contenido energético y propiedades afrodisíacas. Se utiliza en bebidas, jugos y postres.

  • Chirimoya (Annona cherimola): Fruta dulce y aromática de las montañas andinas. Rica en vitaminas C y B, además de potasio y magnesio, la chirimoya es valorada por su potencial antioxidante y como reguladora del sistema digestivo.

Beneficios Nutricionales de las PANCs

Las PANCs ofrecen una gama de beneficios nutricionales que superan a muchos de los alimentos convencionales. Entre estos beneficios, se destacan:

  1. Riqueza en nutrientes: Muchas PANCs son extremadamente ricas en vitaminas, minerales y antioxidantes. Por ejemplo, el bledo es una fuente potente de hierro, mientras que la chirimoya es una excelente fuente de vitamina C.

  2. Variedad de sabores y texturas: Estas plantas aportan una diversidad de sabores y texturas, lo que permite una alimentación más variada y rica sensorialmente. El yacón, con su sabor dulce, puede usarse como sustituto del azúcar, mientras que la guatila tiene una textura crocante ideal para ensaladas.

  3. Beneficios para la salud: Algunas PANCs, como el borojó, tienen propiedades medicinales y son conocidas por sus efectos energizantes y afrodisíacos. Otras, como la arracacha, son fáciles de digerir y recomendadas para personas con problemas digestivos.

  4. Adaptabilidad climática: Muchas PANCs son nativas de ecosistemas colombianos y están adaptadas a las condiciones climáticas del país, lo que las hace más resistentes a plagas y cambios ambientales. Esto reduce la necesidad de pesticidas y fertilizantes.

El Potencial de las PANCs para la Agricultura Sostenible

Uno de los principales desafíos que enfrenta la agricultura moderna en Colombia es el agotamiento del suelo y la pérdida de biodiversidad debido a la monocultura. Las PANCs, por su parte, representan una alternativa sostenible, ya que muchas de estas plantas son resistentes a las condiciones climáticas adversas y requieren menos recursos para su cultivo.

  1. Resiliencia ante el cambio climático: Dado que las PANCs son especies nativas, están mejor adaptadas a las variaciones climáticas locales. Esto las convierte en cultivos de bajo riesgo frente a los desafíos que el cambio climático plantea a la agricultura.

  2. Recuperación de la biodiversidad agrícola: Al incorporar PANCs en la producción agrícola, se fomenta la diversidad genética y se reduce la dependencia de monocultivos como el maíz o la caña de azúcar. Esto no solo fortalece los ecosistemas agrícolas, sino que también contribuye a la seguridad alimentaria.

  3. Agricultura familiar y agroecológica: Muchas PANCs son cultivadas tradicionalmente por comunidades indígenas y campesinas, quienes practican la agricultura ecológica. Apoyar el cultivo y comercialización de estas plantas puede fortalecer las economías rurales y promover la conservación del conocimiento ancestral.

El Papel de las Comunidades Indígenas en la Conservación de las PANCs

Las comunidades indígenas en Colombia han sido guardianes de las PANCs durante siglos. En regiones como la Amazonía, el Pacífico y la Sierra Nevada de Santa Marta, estas comunidades han mantenido un conocimiento profundo sobre las propiedades medicinales y nutricionales de estas plantas.

La transmisión de este conocimiento de generación en generación ha sido clave para la preservación de las PANCs y su biodiversidad asociada.

Un ejemplo notable es el uso del borojó por las comunidades afrocolombianas del Chocó, quienes valoran esta fruta no solo por sus cualidades nutricionales, sino también por su uso en la medicina tradicional para aumentar la energía y tratar diversas dolencias.

De igual manera, el yacón, que es cultivado y consumido por los pueblos indígenas andinos, ha sido redescubierto por su potencial como alimento saludable, especialmente para personas con problemas metabólicos como la diabetes.

Retos y Oportunidades para la Popularización de las PANCs en Colombia

A pesar de sus numerosos beneficios, las PANCs enfrentan varios retos para su integración en la dieta diaria y en los sistemas agrícolas modernos. Algunos de estos retos incluyen:

  1. Falta de conocimiento: Muchas personas desconocen las propiedades y usos de las PANCs. La pérdida de conocimientos tradicionales y el predominio de cultivos comerciales han marginado el consumo de estas plantas.

  2. Acceso al mercado: El mercado para las PANCs es limitado, ya que no suelen encontrarse fácilmente en supermercados o tiendas convencionales. Sin embargo, existen nichos de mercado para productos orgánicos y alimentos funcionales, donde las PANCs podrían tener cabida.

  3. Investigación y desarrollo: Aún se necesita más investigación sobre el potencial de las PANCs, tanto en términos de su cultivo como de sus beneficios para la salud. Universidades y centros de investigación en Colombia podrían jugar un papel clave en la promoción de estas plantas.

Por otro lado, las oportunidades incluyen:

  • Educación y sensibilización: Promover el conocimiento sobre las PANCs a través de campañas educativas, programas de cocina sostenible y la inclusión de estas plantas en los menús escolares podría fomentar su consumo.

  • Turismo gastronómico: Colombia está posicionándose como un destino gastronómico, y las PANCs podrían ser un atractivo para el turismo internacional, que busca experiencias auténticas y sostenibles.

  • Desarrollo de productos innovadores: Las PANCs pueden utilizarse para crear productos alimenticios innovadores, desde snacks saludables hasta suplementos nutricionales.

Conclusión

Las Plantas Alimenticias No Convencionales en Colombia representan una fuente invaluable de nutrición, sostenibilidad y cultura. Su integración en la agricultura y la dieta puede ofrecer soluciones a problemas contemporáneos como la pérdida de biodiversidad, la inseguridad alimentaria y el cambio climático.

Recuperar el conocimiento ancestral y promover el uso de las PANCs no solo revitalizará la agricultura local, sino que también diversificará y enriquecerá la gastronomía colombiana.

Preguntas Relacionadas

Las PANCs, a diferencia de los alimentos convencionales, no se cultivan ni comercializan a gran escala. Aunque son comestibles y nutritivas, han sido desplazadas por cultivos más comunes como el maíz o la papa. Las PANCs suelen ser más resilientes, adaptadas a su entorno y menos conocidas por la mayoría de las personas, mientras que los alimentos convencionales se producen masivamente y dominan la dieta diaria en Colombia y otros países.

Incorporar PANCs en la cocina diaria es sencillo. Por ejemplo, el yacón puede usarse en ensaladas o como sustituto del azúcar en jugos y postres. El bledo se puede cocinar como espinaca o acelga y utilizar en guisos, sopas o como acompañamiento de carnes. La guatila es ideal para ensaladas, sopas o purés. Al integrar estas plantas en recetas tradicionales, se diversifica la alimentación y se obtienen beneficios nutricionales adicionales.

Las PANCs han sido desplazadas principalmente por la industrialización de la agricultura y el enfoque en monocultivos más rentables y fáciles de comercializar, como el trigo, el arroz y el maíz. Además, la falta de conocimiento sobre sus propiedades nutricionales y su menor demanda en los mercados modernos ha contribuido a que su consumo se reduzca, especialmente en las zonas urbanas.

Las PANCs pueden desempeñar un rol clave en la soberanía alimentaria al proporcionar una alternativa local, nutritiva y accesible frente a la dependencia de productos importados o industriales. Estas plantas son fáciles de cultivar en diversas regiones de Colombia y ayudan a diversificar la producción alimentaria, reduciendo la vulnerabilidad ante crisis alimentarias o climáticas.

Para promover las PANCs entre agricultores y consumidores, se necesitan campañas educativas que destaquen sus beneficios nutricionales y ecológicos. Además, el apoyo gubernamental para incentivar su cultivo y comercialización en mercados locales es crucial. También sería útil desarrollar talleres de cocina y eventos gastronómicos que incluyan PANCs, y fomentar su uso en la alimentación escolar y programas de nutrición comunitaria.

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Gabriela Fernández Marín

Gabriela Fernández Marín es una destacada bióloga ecuatoriana que ha dedicado su vida al estudio de los seres vivos y sus procesos vitales. Nacida y criada en Quito, pero de padres españoles, desde pequeña mostró un gran interés por la naturaleza y los ecosistemas, lo que la llevó a estudiar Biología en la prestigiosa Universidad Central del Ecuador.

Tras completar con honores su licenciatura, Gabriela decidió continuar su formación académica y se trasladó a México, donde cursó un doctorado en Biología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).